Cristo entrega uno de sus clavos a la santa que levanta su mirada ligeramente en éxtasis. En el lado izquierdo San Juan de la Cruz se inclina para besar el pie de Cristo. La unión mística no se realiza a través de un anillo sino del ofrecimiento de uno de sus clavos, simbolizando el sufrimiento compartido.
El Espíritu Santo ilumina el rostro en arrobamiento de Santa Teresa y las naturalezas muertas de la mesa.